Nacido el 21 de Septiembre de
1986 en la hermosa Ciudad de Santa Marta, soy el cuarto hijo de los señores
Toribio Deavila Y Nivis Urquiza, quienes se conocieron en esta ciudad y a los
pocos años se trasladaron al pueblo de Mingueo en la Guajira donde adelante mis
estudios Primarios y Secundarios, durante este proceso se demostró mi lucidez y
amor por el estudio siendo el primer puesto en el curso por mis excelentes
resultados académicos, en el 2003 culmine mis estudios a la edad de 18 años y
me traslade nuevamente a la Ciudad de Santa Marta donde me dedique a estudiar Mecánica
Diesel en la Academia de Pilotos, pero al ver que no era mi mejor campo decidí
viajar al Municipio de Dibulla a Estudiar Mecánica De Motos y Embarcaciones
Pequeñas, notando nuevamente que la Mecánica no era lo Mio, me encamine hacia
la Computación y en el Instituto Técnico del Norte en la Santa Marta culmine
Mis Estudios Como Analista de Computadores, y Operador de los mismos, en el año
2008 fui el Administrador del Centro de Internet promovido por el Gobierno
Llamado Compartel en este mismo año me enrule en las filas de la Defensa Civil
y luego de tres años inicie Mi Servicio Militar donde tuve la oportunidad e
ejercer el cargo de Dragoneante, y pertenecer a la Sección Tercera del Batallón
Cartagena, Actualmente me encuentro en Servicio Nacional De Aprendizaje <SENA>
desarrollando mi formación como Tecnólogo en Gestión Logística
sábado, 13 de octubre de 2012
viernes, 5 de octubre de 2012
EL RATÓN CHEVERE
Había una vez en Riohacha un
ratoncito vivía en las puertas del Carrefour su nombre era Agustín, en este
sitio el ratón era muy feliz y no le faltaba nada, las personas lo saludaban y
eran muy amable con el.
Sin embargo habían mujeres
que le temían y por eso se abstenían de ir al supermercado lo cual, para el
administrador era un problema ya que esos clientes que no iban podían
significar e el futuro una gran perdida de dinero.
El administrador hablo con
el ratón y le pidió muy triste que se tomara unas vacaciones para que las
personas que le temían pudieran acercarse al supermercado, y al regresar que no
se dejara ver por esas personas a quienes el reseñaría y le haría una lista
entonces así los dos podrían salir bien
librados gracias a esta estrategia.
El Agustín se enfureció y le
dijo al administrador que lo haría pero que jamás volvería a un sitio donde lo
trataban como una vil plaga como un insecto que repugnaba a las personas, y
entre gritos y alaridos se marcho.
Antes de irse miro lo que
fue su antiguo hogar y al correr de una lágrima se fue. Le habían contado de un
nuevo supermercado en la ciudad y quiso probar suerte a ver si allá las
personas todas eran amantes de los ratones.
Al llegar al sao, Agustín se
encontró con un ratón que ya habitaba este supermercado pero que se mantenía
guardado para que las personas no lo descubrieran, el ratón muy decepcionado de
su amigo le exigió que dejara de pensar de esa forma que él era un ser igual
que los hombres y que tenia el mismo derecho que cualquier persona que llegara
a ese sitio.
Procedió entonces el Agustín
a instalarse en una madriguera y le pregunto como se llamaba, el ratón le
contesto con gran orgullo que su nombre era Lisandro. Después Agustín tomo a Lisandro
y lo llevo a la parte de afuera del supermercado para ver las estrellas,
miraron toda la noche el firmamento, y no se dieron cuenta que la aseadora los
había detectado, inmediatamente el personal del supermercado decidió poner
trampas para ratones, con buenos pedazos de queso de gran calidad, Agustín
nunca había visto una trampa para ratones, y recordó las generosas migajas de
queso que en su antigua casa le dejaban el personal del Carrefour, entonces de
la manera mas inocente como cuando hacemos un gesto a un bebe y se ríe y sigue así
una y otra vez, Agustín tomo el pedazo de queso, pero lisando que si sabia de
que se trataba se lanzo sobre Agustín para que no muriera entonces quedaron
atrapado los dos inocentes aventureros uno por la cola y el otro por una pata, Agustín
sentía un dolor inmenso en su pata como nunca se lo había imaginado y solo
hacia llorar y maldecir por haberse dejado llevar por esa vil trampa, mientras
Lisandro ratoncito de mentalidad inquieta, se esforzaba por encontrar una forma
de salir de esa mortal situación.
Estando en medio de ese
calvario escucharon el rugir de un león que al parecer cantaba la canción del
ultimo adiós para los moradores indeseados, Lisandro tomo al infame ratón por
la cola y le pidió la insertara en el piñón que sostenía el resorte de la
trampa, de esa forma con sus manos podría desarmar el dispositivo y salir
pronto de ese embrollo, Agustín llorando de dolor y resignado a ser la Sena del
robusto gato, solo suspiro diciendo que todo estaba perdido y con una sonrisa
hipócrita se acostó sobre su blanca panza y cerro los ojos. Lisandro al ver
esta actitud le contesta: me has
arrastrado todo el día por el sitio hablándome de valor y de reclamar mi lugar,
es por tu culpa que estoy en este predicamento, así como yo te escuche es hora
que tu lo hagas y todo saldrá bien. Agustín pidió perdón al pequeño ratón y
siguió las instrucciones y efectivamente salieron liberados de aquella
situación, sin embargo Agustín no podía caminar su pierna lo estaba matando de
dolor, el ratón visitante le pide a su amigo que lo abandone y se salve y
diciéndole este consejo cerro los ojos “mientras el gato me come te dará tiempo
de salvarte así te pagare por todos los malos momentos que te hice pasar”, Agustín
puso cara de espanto y con un zarpazo abofeteo al ratón malpensado, y
recordándole el valor de la amistad, y el poder de los sueños le explico que prefería
padecer con el que cargar con un difunto en su conciencia, entonces hizo que el
obeso ratón se apoyara en su débil y estropeado cuerpo y juntos salieron de
hay.
En la mañana siguiente ya
mas calmados y con Agustín recuperado, salieron a ver que paso con las trampas
y notaron que muchos ratones habían caído en estas mortales catapultas, Agustín
le pidió a Lisandro que lo acompañara al Carrefour el pobre pálido de ver cual
era su futuro acepto y al llegar al inmenso palacio, Agustín hablo con el
administrador quien se alegró de inmediato ya que muchos clientes le habían
preguntado por el ratón insignia, y se habían alejado por falta de esa figura
de ternura que los inspiraba, entonces hicieron un pacto y Agustín y Lisandro
se asomaban al publico que pedía que salieran en un horario estipulado y se
guardaban antes que los que le temían se acercaban.
Entonces podemos decir que
aunque las cosas no son como queramos no quiere decir que sean del todo mal, a
veces hay que aceptar y adaptarnos a las situaciones para no caer, en posibles situaciones aun peores.
Si me preguntas que paso con
Agustín y Lisandro, pues te digo voy a verlos cada día al Carrefour si tú
quieres puedes hacerlo, debes estar pendiente y creer que trabajar en equipo es
una bendición.
Fin.
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